Señorita luna,
le pido a usted comprender esta vez a la renombrada pues quizás aquel desaforado pensamiento ruidoso pueda no provenir de mis turbulentas mensajeras endocrinales.
Solo le ruego comprenderme pues me es imposible ser más cautelosa y resistirme a aquel inocente placer de dominar por completo el estado de animo de vuestro menospreciado cuerpo.
Desde ya muchas gracias por glorioso entender,
Atte. Madre Regla.
Comentarios
un agrado leerte!
un abrazo
se le extraña!